06 marzo 2007

Cuando miré su cuello


Cierto día a cierta hora, enfrente del espejo, dándome la espalda mientras estaba recostado en la cama de la habitación. Se tocaba el cuello cansada, como porcelana blanca, liso y largo, blanco y frío entre una luz tenue y vaporosa.


Así estaba ella cuando noté que no estaba enamorado, que solo idolatraba una figura, que solo se había convertido en un ideal de belleza, que solo era mi vida, que solo era lo que me conducía a mi triste muerte...

Me acerqué suavemente mientras miraba por la ventana y giró el cuello para no mirarme con sus ojos cansados, rojos de haber llorado. "Te quiero" le dije mintiendo. " No puedo vivir sin ti" y esta vez me dije la verdad.

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