28 marzo 2007

Verano


Ni me dí cuenta de cuanta cerveza llegué a beber ni quise saberlo nunca, ahora mismo ni me lo pregunto ni me arrepiento. Igual que los kilómetros que hicimos para llegar allí, ni lo que nos costó llevar la nevera hasta lo alto del castillo, ni lo que nos costó luego encontrar un contenedor de vidrio.
Solo recuerdo la tarde en lo alto, con el viento suave dándonos en la cara, poniéndonos morenos sin buscarlo, hablando de tantas cosas, de tantísimas cosas.

No recuerdo cuantas veces salvamos el mundo, discutimos, reímos y hablamos de tetas imponentes y de vaqueros bien puestos, pero fueron muchas.Junto a esas conversaciones los recuerdos de las batallitas pasadas, mil veces escuchadas y mil veces celebradas. Cada año habrá más, estoy seguro de ello, pero las recordaremos cuando hayan pasado, como debe ser, nos reiremos cuando estén solo en nuestra memoria. Donde los sustos se convierten en risas, donde el peligro se transforma con el tiempo en aventura.

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