30 enero 2007

Oxigeno

Martika Leibniz se quedó mirando extasiada el techo de la cámara de hiperoxigenación mientras disfrutaba de su enésima sesión desde que estaba de vacaciones en Phoebe. La oscuridad reinante y su extraña órbita provocaban sensaciones tan extraordinarias que se había convertido en el centro vacacional por excelencia de excéntricos y gente deseosa de experimentar las más extremas sensaciones corporales.
Ya había registrado una cita para su micro regeneración molecular cuando llegase a Aldrin, la segunda ciudad más importante de la Luna, pero aún así sentía que los excesos de una semana de vacaciones le iban a pasar factura mucho tiempo.
Terminada la sesión, con un toque en el cinturón la ropa se autolimpió de nuevo y le dió a su chaqueta blanca y sus botas rosas ese olor de fresa ácida clásico de los chicles de la tierra que tanto furor estaba causando en esta temporada.
Mientras iba, mareada, una vez más a la sala principal lo decidió. Que el chico de los ojos de gato podría ser su próxima victima. Quién sabe, a lo mejor esos ojos le sentarían mejor a ella.

29 enero 2007

Olor



Estaba sobre la cama sin pantalones, con unas bragas blancas y un jersey ajustado de cuello alto.
Echada hacia adelante, apoyando casi los pechos en las rodillas, el punto medio de unas largas y blancas piernas estirando los brazos para acercarse a las uñas de los pies que estaba pintando.
El pelo negro cortado a estilo chico, con un flequillo largo que le tapaba el ojo izquierdo.
La luz del medio día entraba con fuerza por la ventana. Ella estaba entre la ventana y el armario donde yo me escondía. Mirando entre las rendijas de las puertas, entre un montón de ropa colgada que olía a suavizante y jabón de lavanda.
Levantó los ojos grandes y redondos y respiró suave pero profundamente, miró para el armario supo que yo estaba allí. Acércate, me dijo, reconocería tu olor en todas partes

26 enero 2007

el mar


Abajo, en el pequeño puerto estaba nuestro barco, dispuesto para la partida, recien pintado y aún así oliendo a largos años de viaje, cargado hasta los topes... todo dispuesto.


Miramos emocionados las costas que nos rodeaban, la poca gente que salía de la lonja a esas horas. Mañana ya no estaremos aquí, veremos como se aleja poco a poco, detrás de nuestra estela todo esto a lo que estabamos acostumbrándonos.


Seguir el viaje. Desde la cama contemplé el azul del cielo. Mañana hará un buen día para empezar todo de nuevo

25 enero 2007

Abajo


¡Estoy aquí! ¡estoy aquí! ¿Es que no me veis? ¡Aquí abajo!, ¡sólo tenéis que bajar la mirada! ¡prestar un poco de atención!, me queman las muñecas, y me he caído sobre mi brazo derecho, pero puedo veros. ¡si pudiera gritar!.


¡Aquí! ¡Aquí!

24 enero 2007

A media luz


Enciende la luz, quiero verte
-No
Déjame que te vea, me gusta verte desnuda
-Eres la única persona que piensa que tengo un bonito cuerpo
-No, lo dice seguramente más gente, pero no se lo he preguntado. Venga, enciende la luz, déjame verte desnuda
-No me siento a gusto, me veo horrible, ¡me veo gorda!, pero está bien, la encenderé
Encendió la luz y se descubrió frente al espejo, desnuda en su habitación vacía.

23 enero 2007

Invierno

Me senté en la mesa de mármol blanco que estaba pegada al cristal, húmedo y frío que mostraba al otro lado una gris y lluviosa mañana de invierno. A todo le faltaba el color menos al café con leche que estaba moviendo continuamente mientras veía pasar a la gente, con gabardinas grises y paraguas negros, luchando contra un gélido viento. Tenía cada vez menos ganas de terminar el café por que eso suponía salir de nuevo a la calle, luchar contra el agua, sentir las puntas de los pies helados y llegar a mi casa, fría tras muchas semanas cerrada, con los calcetines mojados sin parar de oír el sonido de la lluvia amplificado en la cocina vacía por el patio de luces, donde alguien seguramente se haya olvidado de quitar la ropa tendida: camisetas blancas, pantalones negros, ropa interior de mujer color carne...
Frente a mí, una rosa negra de plástico descansa en un vaso vacío; deshilachada, tal y como se presenta la mañana. Coloco la gabardina encima de mi maleta, abro el periódico que cogí de la barra del bar, miro de nuevo la rosa negra y luego la calle y me pregunto dónde se habrán metido los colores hoy.

18 enero 2007

Al oído


No es algo espectacular que te llama la atención, puede ser un simple movimiento, una mirada o una sonrisa la que te atrae por encima de las demás mujeres que están a su lado. Yo me sentí como cuando me iba a comprar unos zapatos, llegaba a ver tantos sin ninguna idea preconcebida de lo que buscaba y de repente, te los encuentras, sabes que son los que quieres, los que encajan con tu forma de vestir y tu personalidad.
Sonaba poco romántico que la primera vez que la veía la comparase con unos zapatos, sin embargo es la sensación que tuve y no tengo por que ocultarlo. El romanticismo y las palabras cursis pueden estar muy bien, son incluso parte del juego erótico de una relación corta, esporádica o puramente carnal. Sin embargo en esta ocasión noté dos cosas: Con ella jamás funcionaría otra cosa que no fuese la sinceridad, la normalidad y lo segundo es que como en algunas otras ocasiones, esa sensación no pasaría de ahí, yo me tomaría mi cerveza y me iría y ella seguiría sentada con dos amigos, sonriendo discretamente y mirándoles de reojo, con la barbilla ligeramente inclinada, seduciéndoles sin querer hacerlo, recordándoles que quizá alguno de ellos sería un afortunado compañero nocturno y el otro (o quizá los dos) se iría a casa como yo, con una extraña sensación de dolor en el pecho, con un grito apagado en los pulmones -“dile algo”- sabiendo que jamás funcionan esas cosas.

16 enero 2007

nuestras tormentas


Se levantaron las olas por encima de nuestras cabezas, el sudor y el esfuerzo se vería recompensado en la lucha contra la tempestad, los brazos tensos sujetaban las cuerdas que nos unían sobre las aguas, gritamos, reímos incluso. Risas nerviosas y ansiosas por momentos, las corrientes nos llevaban de un lado para otro tratándonos como muñecos, adoptando formas extrañas, formas que difícilmente podríamos volver a adoptar. Te besé suavemente detrás de la oreja cuando termino todo y en el cuello que aún estaba húmedo por el sudor. Después de la tempestad viene la calma; nos quedamos dormidos entre los restos del naufragio

15 enero 2007


Allí se escapan todos nuestros sueños querido Manfred.-dije resignado- Volvamos a casa

No solo los nuestros, no creo que lleguen muy lejos, te lo aseguro... no solo los nuestros – dijo girándose muy despacio con una sonrisa en la boca que delataba que sabía algo más que yo ignoraba.

Liberación



Un suave dolor le invadió su cuerpo, una sensación de opresión en las muñecas la liberó por siempre de todos los tabúes que le habían marcado su vida antes. Se sintió libremente atada, sumisamente liberada y por momentos, a pesar del miedo inicial, se sintió por primera vez mujer cuando él la besó ligeramente en su vientre

Retratos



Cuánto me gustaría hacer autorretratos en los que yo casi no salga, haciendo una pose que no me identifica, fumando cuando no lo hago, a la luz de la ciudad que duerme a mis pies

12 enero 2007

Fracasado


Debería dejar de ver el canal disney ebrio, borracho, alcoholizado, beodo, achispado, tomado. Pero es que sus colores son fabulosos a estas horas de la noche, después de horas de vigilancia nocturna, de aburrimiento, de pasar frío dentro de la garita, vigilando algo que nadie se quiere llevar.

Su cara en mis ojos cerrados

Fue en ese momento cuando se acercó suavemente a mi y me dio un beso en la cara, en la oscuridad, como si fuera una suave brisa. Abrí los ojos como pude por culpa del sueño y del cansancio y vi el aura que desprendía cuando se sentía segura de si misma. Me quedé después con los ojos cerrados, con esos colores y figuras de colores que se ven a oscuras después de un rato largo de luz fuerte. Rojo moviéndose, amarillo moviéndose, naranja moviendose, subiendo, bajando, formando figuras extrañas y entre ellas de nuevo su rostro, fielmente silueteado como si alguien con un pincel mojado en miles de colores hubiera dado una pincelada de luz al azar en la negrura de mi habitación.

11 enero 2007

Dos historias de Matrioshkas


Todo está claro
Ella siempre miraba la pared blanca mientras las demás la observaban de reojo enfadadas. Siempre tenía que aguantar las críticas de las demás mientras estaba segura que lo que tenía que mirar era la pared encalada y se decía: ¿Es que soy yo la única que lo ve todo claro?

El gato
Todas se quedaron impasibles mientras el gato jugaba con la hija menos la tatarabuela que aún no había olvidado que la había tenido en su vientre

Chocolate



Me he quedado horas mirando a través del bote, sin poder meter el hocico, intentando llegar con la lengua, áspera y seca y a veces incluso he llegado a tocar el papel metalizado, oliendo lo que no puedo comer, pero he desistido.


Después de todo, tampoco me gusta el chocolate.

10 enero 2007

A color


He colgado los sueños húmedos que tuve contigo en pinzas de colores, para que no me entristezca tanto cuando al verlos de nuevo, vea que se han secado al sol